Paris contrata a Rion, un joven pasante, para que sea su nuevo asistente. El chico es lindo y diligente, pero sigue arruinando las cosas en el trabajo, y Paris no puede permitirse tener un empleado incompetente. Un día, cansada de su desempeño mediocre, le grita a Rion, quien se toma un pequeño descanso y se encierra en el baño.